Aquí algunas de las reseñas, reacciones e imágenes:
La colonia de vacaciones es una interpelación directa. Creo que ensaya un anticipo de lo que nos deparará la consolidación de la desigualdad y la exclusión que se ha instalado –y cronificado a lo que todo indica- en el país. Y la desesperación y esperable revuelta de los desposeídos. Una violencia visceral que no sólo se dirige hacia el poder establecido (monarquía, ricos) sino a la vida cotidiana del tejido social. En un país con demasiadas deudas y heridas en abierto: los muertos en las cunetas, la cuestión territorial. Y, de fondo la brutal injusticia en la distribución de la riqueza.
Alberto Azcárate
La obra La colonia de vacaciones, representada en el Teatro del Barrio, me parece un espectáculo absolutamente necesario en este momento, en el que parece que la ciudadanía se está adormeciendo poco a poco, con la consiguiente pérdida de capacidad analítica y crítica, no solo ya de las normas existentes e impuestas en la sociedad, sino de su propia autoexigencia como individuo. Los tres actores colocan al espectador en una subida vertiginosa (los diálogos e interpelaciones entre ellos exigen una continua atención) que va de la apatía al empoderamiento individual.
Trabajo muy necesario y con mucha fuerza
Marina Iglesias
Con La colonia de vacaciones empiezas indulgente sentada en la butaca, pero pronto esa cómoda posición de espectadora se transforma en incomodidad por ponerte frente a un espejo -como individuo e, inevitablemente como parte de la sociedad-. Y así, poco a poco, los tres intérpretes de la obra se convierten en voces dentro de ti, en voces en tu mente que a veces te cuesta seguir pero que te van dando en las tuercas que nunca quieres tocar.
Una obra crítica de dentro a fuera, una experiencia introspectiva. Un grito al despertar de los sentidos, a dejarse llevar, contra la anestesia que a veces nos auto-administramos para sobrevivir. Una chispa a iniciar una revolución desde dentro.
Irene Gómez